domingo, 5 de abril de 2009

Realidad europea al inicio del siglo XX



Realidad europea al inicio del siglo XX

La realidad de Europa fue de expansión mundial del sistema capitalista a finales de siglo XIX, tubo relevancia la explosión de crisis político-social, en los primeros años del siglo, dio paso a una confrontación bélica, revulsivo para una Europa que experimentará grandes cambios.


Globalización Cuando se inició el Siglo XX, el mundo ingresaba a un proceso de globalización económica que se vio frenado abruptamente por la Primera Guerra Mundial y la depresión económica de fines de los años 20.Al finalizar el siglo, la humanidad vuelve a vivir un proceso de globalización, impulsado también por el comercio y apoyado fuertemente en la innovación tecnológica, principalmente de las telecomunicaciones.¿Proceso irreversible?Negar la globalización es negar la realidad, dicen sus defensores. Argumentos no les faltan: hoy las empresas cruzan las fronteras sin parar, adquieren subsidiarias en distintos países y sus datos económicos recorren el planeta en cuestión de segundos.Ocurre lo propio con las transacciones financieras: los negocios se concretan de un país a otro en cuestión de segundos gracias a las nuevas tecnologías de las comunicaciones.Innovaciones como la Internet han hecho que el comercio supere barreras antes insoslayables. Más aún, las distancias entre las personas desaparecen ya no existen en el ciberespacio.Hasta aquí lo económico, pero la globalización se ha extendido paso a paso a otros ámbitos. Los temas políticos ya superan lo nacional y los conceptos de soberanía han tenido que cambiar.Incluso los problemas son globales y lo que sucede en una lejana población indígena del Amazonas es conocido en todo el mundo gracias a los medios de comunicación, con sus consecuencias respectivas.Más aún, los políticos, economistas e intelectuales que la apoyan, aseguran que esta globalización de fines del siglo XX permite la expansión de la democracia y sus valores por todos los rincones del planeta.¿Una bendición?Indudablemente, la globalización es un proceso que se ha vuelto cotidiano, pero ¿trae sólo beneficios?Los críticos del proceso afirman que la globalización está profundizando las desiglualdades en el planeta y sus riesgos son muy grandes para la humanidad.Se apoyan en ejemplos recientes como la crisis financiera del sureste de Asia, que se extendió cual rayo por el planeta. De la noche a la mañana, miles de personas perdieron sus empleos y, en cuestión de segundos, miles de millones de dólares se esfumaron, desestabilizando economías consideradas emergentes.Quienes atacan a esta tendencia, aseguran que la globalización sólo ha servido para consolidar las ventajas de las naciones desarrolladas, ampliando aún más la brecha con las más pobres.También afirman que bajo "el universalismo" esgrimido por la globalización, los llamados países centrales han encontrado una nueva forma de intervenir en la vida de los denominados periféricos.En medio de la discusión, la globalización avanza; con todas sus virtudes y también con todos sus defectos.




La bien conocida expansión mundial del sistema capitalista a finales del siglo XIX, tuvo consecuencias por las que la explosión de crisis político-sociales, en los primeros años del siglo, dio paso a una confrontación bélica, revulsivo para una Europa que experimentará grandes cambios.En la primera posguerra, acontecimientos de gran calado, como el triunfo de la revolución en Rusia y la construcción del estado socialista, junto a la crisis de las democracias parlamentarias y a la aparición de los movimientos fascistas, van a marcar la etapa de entreguerras, momento crucial para la historia europea que, tras una breve etapa de prosperidad económica, experimentará los efectos del crack de 1929. El contexto internacional hace presagiar un nuevo enfrentamiento bélico de gran envergadura que, en efecto, se produce en 1939.Los años cuarenta contemplan, por un lado los desastres de la guerra en un principio favorable a las potencias del Eje, y por otro, la mundialización del conflicto y con ello el interés de las potencias aliadas por evitar una segunda posguerra catastrófica. Varias Conferencias internacionales, preparan la paz desde varios ámbitos: la Carta del Atlántico (San Francisco, 1941) pretende hacer de la ONU la guardiana de la seguridad mundial; las Conferencias de Teherán, Yalta, Postdam, propician acuerdos interesados entre los países vencedores; la célebre reunión de Bretton Woods, por su parte, reorienta la economía de mercado de los países capitalistas, tomando precauciones para la inmediata postguerra creando diversos organismos: FMI, BIRD, GATT.No obstante y en el momento en que se establezca la paz, todo hacer presgiar nuevos problemas internacionales: la «guerra fría» toma el relevo y modifica sustancialmente el equilibrio de poder, dando paso a dos grandes Bloques regidos por la URSS y por los Estados Unidos. La Europa democrática pierde definitivamente el excepcional protagonismo que había mantenido durante siglos.La destrucción material y espiritual, consecuencia de la guerra, el juego de poder estadounidense y soviético, la organización del Tercer Mundo, fruto de la voluntad descolonizadora mostrada en Bandung (1955) por numerosos países asiáticos y africanos, consolida el liderazgo de las dos superpotencias rectoras del mundo por entonces.La reconstrucción de Europa mediante la ayuda norteamericana del llamado Plan Marshall, produce cambios significativos en la Europa occidental al iniciarse los años cincuenta: la creciente voluntad de cooperación internacional, da paso a la formación de organismos internacionales cuyo fin último es la salvaguarda de la paz mediante diversos planteamientos de tipo político, defensivo o económico. Tal fue el caso de la formación de la CECA y de la posterior Comunidad Económica Europea, proyecto de integración supranacional que fue tomando cuerpo y evolucionando hasta constituir la Unión Europea. En la zona europeooriental, la puesta en marcha de políticas económicas planificadas así como el Pacto de Varsovia, permiten mantener la unidad del Bloque del Este.El mundo emergente de la «guerra fría», conoció etapas de distensión que en la segunda mitad de los años 80, y con la llegada de Gorbatchov al poder, acabó con el sistema de bloques a partir de la caída del Muro de Berlín, en 1989 y de la quiebra del sistema comunista dos años más tarde.La última etapa del siglo XX, una de cuyas características esenciales está siendo la aceleración de la historia, podría considerarse formando parte de una nueva era que la llegada del año 2000 parece consagrar. El siglo XX que ha conocido los cambios más espectaculares de la historia en campos muy diversos, acaba, no obstante, sin haber podido establecer una auténtica y duradera paz en Europa. Sin contar los conflictos y guerras que conoce el planeta y que no parecen tener pronta solución.La Europa del XXI, pues, se presenta como una Europa en la que la democracia tiende a abrirse.

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